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E-learning: ¿aprendizaje autotélico o exotélico?

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detalles): habrían sido “las tres fuerzas de Porter”, y no sé cómo le habría sentado a Michael Porter. Pero también recuerdo ahora un caso en que el autor del guion dispuso una información secuencial, y el programador decidió (por su cuenta) presentar la información en forma de menú, para que el usuario eligiera el orden del estudio.

Esto del menú estaba bien, pero el programador no dispuso la vuelta al menú principal, y el usuario debía salir del curso y volver entrar, para seguir las otras ramas (opciones); por lo que me cuentan, aún no se ha corregido y el usuario, cuando llega al final, da por concluida la lección y no vuelve a entrar. Me pregunto si acertamos o erramos al permitir que los no docentes, ajenos al tema de cada curso, desplieguen sus iniciativas y alteren los guiones instruccionales. ¿Ha contribuido a la calidad de los cursos, en su caso, esta autonomía de los tecnólogos de producción? ¿Debe imperar siempre en la enseñanza el criterio de los docentes, o no tanto cuando de e-learning se trate? Quizá son más preguntas… sin resolver.



En busca de respuestas

En aquella jornada de que les hablaba, se hizo obviamente referencia a la norma UNE 66181 de AENOR, que sin duda orienta el esfuerzo, aunque lo hace en una dirección muy específica: el empleo. Bienvenida sea la formación para la consecución del empleo, y sea bienvenida aunque el paro no se deba siempre a la falta de formación de los aspirantes a puestos de trabajo. La norma de AENOR para la calidad de la formación virtual —lo dice ya en la página 4— apunta a la formación no reglada que se orienta a la consecución de un puesto de trabajo; apunta, sí, al aprendizaje de los trabajadores desocupados, o de los ocupados que aspiran a mejor puesto. Éste viene a ser el campo de aplicación de la norma, según se especifica textualmente.

Al parecer, queda fuera de la norma el denominado lifelong & lifewide e-learning, entendido como parte de la formación continua precisa en nuestro puesto de trabajo (el que ya ocupamos), en beneficio de nuestra productividad y competitividad individual. Queda fuera, pero se trata de un inexcusable aprendizaje al que adherirnos, precisamente para mantener el puesto de trabajo. Se pensará que la norma podía haber sido más ambiciosa, pero el empleo es sin duda prioritario en la sociedad y especialmente ahora. AENOR habrá tenido sus razones para limitar el campo de aplicación, y enfocar así la necesidad más acuciante, y los indicadores quizá más apropiados.

Recordemos aquí que, aparte de pedir a los proveedores que proporcionen siempre la necesaria —inexcusable— información sobre los productos y servicios que ofrecen, la norma UNE 66181 despliega tres indicadores:

- Mejora de la empleabilidad
- Facilidad de asimilación
- Accesibilidad

Hay que recordar aquí que es la propia empresa creadora de los cursos la que sanciona estos parámetros de calidad, al margen de la ... continua >>

 


Últimos comentarios 
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José Enebral | 29/05/2009
| Madrid |
Bien, yo me sumo a las reservas derivadas de las experiencias habidas; aunque el e-learning tendría tal vez mejor imagen si hubiéramos conocido productos y servicios de mayor calidad-efectividad. Pero aprovecho para identificarme como autor del artículo, ya que se ha publicado sin que figure la autoría. José Enebral.
www.fnyop.es | 28/05/2009
| Madrid |
El rechazo al e-learning, como a la formación o aprendizaje programado, vienen de lejos. Incluso en temas como las aplicaciones informáticas, las que se prestan con mayor naturalidad al uso de la tecnología. Económicamente les compensa a casi todos los proveedores. Pero las soluciones de blended learning se impondrán, porque salvo algunos genios, pocos estamos en condiciones de aprender un idioma, SPSS, o habilidades comerciales con este método. Eso si, puede ser muy barato. Como los vasos de un todo a 1.