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Estar más no significa trabajar más

El País

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a todo el día, y esto lo pagan, haciendo los peores turnos, las clases más pobres. En cuanto a las clases medias, lo que ocurre es que se tiene una franja laboral muy ancha, aunque en realidad son horas vacías porque hay muchas rupturas".

El tema de las comidas en España también ha sido ampliamente tratado, no sólo por la hora, más tardía que en el resto de Europa, sino por lo que se prolongan. "El jefe es un poco la cultura de la empresa, y en España están muy arraigadas las comidas de negocios", añade. Borràs pone un ejemplo que ha encontrado recurrentemente durante las entrevistas que ha hecho en sus investigaciones. Un abogado, por ejemplo, ha terminado su trabajo a las cinco de la tarde, justo a la hora a la que el jefe vuelve de comer con todas las ideas que quiere que sus empleados desarrollen esa misma tarde. Y vuelta a empezar.

Pero toda la culpa no la va a tener el jefe. "La gente no quiere tener tiempo libre. Es una cultura del estoy siempre trabajando, estoy siempre ocupado, que además está muy valorada socialmente. Una cultura muy masculina que sólo se empezó a romper con la incorporación masiva de las mujeres de clase media al mercado laboral", añade Borràs.

Una viñeta de Forges publicada en este periódico hace dos años, que decora la pared de más de una oficina, resume perfectamente muchos usos y costumbres españoles. En ella, un oficinista, repanchingado en la silla, le dice a otro: "¡Ahummm...! Las nueve..., me voy a casa: seguro que los niños ya están bañados". Y el otro, en la misma postura, con los pies sobre la mesa, contesta: "Yo me quedo hasta las diez, no me vaya a tocar sacar al perro".

Hay muchas formas de estar en el trabajo, aunque se esté con el trasero pegado a la silla. Además del absentismo laboral, Nekane Rodríguez habla de absentismo presencial, que consiste en dedicarse en horas de trabajo a actividades ajenas a él, como mirar el próximo destino de vacaciones o ver el fútbol -¿cuánto bajará la productividad del trabajo durante un partido?-, o el emocional, es decir, la falta de compromiso con la empresa.

Sin cifras concretas sobre esos otros tipos de absentismo, pero admitiendo su existencia, ese comportamiento parece la explicación más lógica a las cifras de las largas jornadas españolas asociadas a una baja productividad. Entonces, las respuestas del jefe pueden ser controlar y fiscalizar de cerca el trabajo del empleado a la vieja usanza, o controlar si el empleado cumple con sus objetivos, intentando asimismo implicar más al trabajador con la empresa a través de las medidas de conciliación y la calidad de los jefes, sostiene Nekane Rodríguez.

Se ha avanzado mucho, insiste, y cree, como Ignacio Buqueras, que el proceso de cambio es ya imparable. "A no ser que lo estropee la crisis", matiza Rodríguez. "En tiempos de crisis, como la que se avecina, parece que ... continua >>

 


 
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