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La Teoría del Saltamontes: Cómo cambiar de empleo con éxito  (1)

Félix Socorro

 

Son ágiles, rápidos y, en la mayoría de los casos, precisos. Estos artrópodos saltan de un sitio a otro con tal seguridad que aún los científicos se preguntan si se trata de un reflejo producido por el instinto de supervivencia o un proceso consciente y planificado. Posiblemente algún día se sabrá. Lo que si es un hecho es que tan peculiar habitante de montes y praderas puede ser un ejemplo a seguir en el competido y cambiante mundo laboral contemporáneo.

En 1992, y desde una perspectiva muy personal, surgió la idea de comparar el comportamiento del profesional empleado con la conducta del saltamontes, en ese momento parecía común observar cómo las personas cambiaban de un empleo a otro con mucha facilidad. Aun cuando las condiciones macroeconómicas del país parecían variar con los cambios recientes que había sufrido la moneda y la realidad financiera que experimentaban empresas y bancos, existía la percepción de un importante número de ofertas laborales que atraían a propios y extraños. Los profesionales de entonces parecían saltamontes, yendo de un lugar a otro con libertad y seguridad.

Pero los tiempos han cambiado. La contracción económica característica en casi todos los países en desarrollo ha generado la pérdida de fuentes de empleo, el mercado se ha hecho cada vez más competido, las ofertas son escasas y muy específicas. No obstante, ante esa realidad que impera, aún existen profesionales empleados que desean probar suerte en otros escenarios y hacer uso del concepto de la "empleabilidad", personas que han alcanzado un número importante de años en sus cargos y que no ven la posibilidad de seguir creciendo o ser considerados para otras responsabilidades, e incluso, personas que sienten que ya lo ha dado todo por la empresa y sueñan con tener la oportunidad de oxigenarse experimentando otras condiciones laborales en distintos escenarios. Sencillamente estos profesionales sienten la necesidad de saltar.

Pero saltar de un empleo a otro no es cuestión de tomar impulso, respirar profundo y lanzarse al vacío para finalmente caer en el cargo o nivel de conocimiento deseado; es mucho más que eso, y es precisamente en este punto donde la Teoría del Saltamontes comienza a tener mayor sentido para quienes desean aventurarse, cambiar de empleo y seguir adelante.

La Teoría del Saltamontes es sencilla, como casi todas las cosas cuya inspiración es la naturaleza, está definida principalmente por 6 principios, estos son:


Primer principio
: Agudice sus sentidos, lea e interprete las señales.

Un saltamontes sabe exactamente cuando es el momento de saltar. El saltamontes está dotado de vellos que le permiten detectar cuando la comunidad donde se desenvuelve ha crecido lo suficiente como para restarle espacio, gracias a su delicado y sensible tacto no espera que sea demasiado tarde para saltar, por lo que el saltamontes entiende las señales, las interpreta y sabe exactamente cuando es el momento de buscar un nuevo espacio.

Así como las organizaciones evalúan el desempeño de sus empleados, éstos están en el deber de evaluar su situación en la empresa en el corto, mediano y largo plazo para así vislumbrar su futuro dentro de ella y compararlo con sus sueños y expectativas.

Si el resultado de esa evaluación demuestra que existen razones suficientes para "mantenerse en el barco" la mejor opción es continuar alimentando la identificación que se posee con la empresa, mantener o incrementar el ritmo de trabajo y continuar agregando valor a la gestión. Pero cuando no es así es el momento de pensar en visualizar las oportunidades que ofrece el mercado laboral.

En algunos casos la misma empresa ofrece señales inequívocas de sus limitaciones y/o manifiesta su imposibilidad de seguir ofreciendo metas retadoras a sus empleados; pero en otros casos esta información pareciera viajar en clave por todo el ambiente laboral y se requiere de agudeza y atención para poder comprender el mensaje.

Por otro lado, el empleado no puede esperar que sea la empresa quien tome la iniciativa del cambio, como consecuencia de sus políticas y planes, y sea ella quien decida poner fin a la relación laboral ofreciendo como aliciente talleres de outplacement para facilitar la reinserción en el mercado, en el mejor de los casos; se debe estar atento a las señales y, como el saltamontes, agudizar su sentido del espacio y reconocer cuando todo lo que lo rodea dejó de poseer el tamaño de sus sueños y expectativas, y entonces, solo así, una vez visualizado objetivamente su ambiente, tomar la decisión de mudarse a otro escenario.

Lo anterior, aunque básico, suele ser un error típico en el que incurre el profesional. No siempre se estudia la realidad del entorno, las facilidades que el empleo le proporciona y se toman decisiones viscerales basadas en impulsos o situaciones extraordinarias que activan el deseo ancestral de echarlo todo al suelo y comenzar de nuevo. No siempre se medita lo suficientemente bien el cambio de un empleo a otro, no se observan las señales con suficiente atención y ello genera resultados distintos a los esperados. Es por ello que antes de pensar en cambiar de empleo es recomendable:

    1. Hacer una lista de los pro y los contra que ofrece la posición que se posee: ¿Qué ventajas presentaría permanecer en él? ¿A que riesgos se enfrentaría al cambiar de escenario? ¿Está preparado para asumir ese riesgo? ¿Se trata de un capricho momentáneo? ¿Qué concepto maneja de estabilidad? ¿Logrará lo que espera en el próximo empleo? ¿En realidad a agotado todas las vías en su empleo actual? Revisar su situación le permitirá saber si se trata de un hecho fortuito y aislado su deseo de saltar o, por el contrario, las condiciones en las que se encuentran son lo suficientemente ajenas a sus expectativas como para comenzar a buscar nuevos horizontes.
    2. Realizar una autoevaluación: ¿Ha sido mi conducta lo suficientemente proactiva para ser considerado para otros cargos o niveles de conocimiento? ¿Estoy agregando valor a mi trabajo? ¿Estoy lo suficientemente identificado con mi empresa y las actividades que realizo? ¿Fui honesto al exponer mis expectativas o solo dije lo que me aseguraría el empleo?... Este paso es fundamental porque evita cometer los mismos errores en posiciones futuras. Si usted no ha dado lo mejor de sí en este trabajo durante todo el tiempo que lo ha desempeñado ¿qué le sugiere que en otro escenario si lo hará? Ahora bien, si usted se ha esforzado por ser un empleado extraordinario y aún así no puede contemplar un futuro mejor en la empresa es la hora de saltar.
    3. Visualizar el entorno con objetividad: ¿Este deseo de cambiar de ambiente se debe a una situación puntual? ¿Qué me motiva realmente a pensar en otros escenarios? ¿En verdad no tengo más oportunidades en esta empresa? ¿No hay retos o no me interesan los retos que hay? Buscar respuestas a estas preguntas y otras que puedan surgir al evaluar con objetividad el escenario donde se desenvuelve le permitirá ser más acertado en la toma de decisiones relacionadas con su salto.


Segundo principio
: No pruebe suerte, planifique el cambio y estudie las variables.

El saltamontes no salta por azar, antes de hacerlo suele ubicar con rapidez el lugar más seguro y que le proporcione la posibilidad de volver a saltar.

Cuando se está empleado existe cierto margen de estabilidad, en los términos tradicionales, por supuesto. La persona conoce el trabajo, conoce al jefe y a sus compañeros, la dinámica de la organización, en fin los pro y los contra de todo el negocio. Si desea experimentar en un nuevo escenario laboral no puede aventurarse a la primera buena impresión que le ofrezca otra empresa, debe asegurarse que es el lugar correcto a donde quiere saltar, que sus posibilidades de seguir creciendo son mayores a las que ya posee y que, finalmente, esa posición le servirá de catapulta para alcanzar nuevos retos si es que una vez en ella siente tal necesidad.

Estar empleado ofrece una ventaja competitiva con el resto de los que ofertan sus servicios, pues de no coincidir con las expectativas de la nueva empresa la experiencia sirve para valorar lo que se tiene y para establecer nuevas metas personales para alcanzar otros objetivos retadores; situación distinta a quienes no poseen empleo, pues, independientemente de ser una experiencia aleccionadora que les permitirá autoevaluarse y aprender de ella, la negativa del ingreso es una oportunidad menos que se posee en el mercado laboral en ese instante de la búsqueda.

Pero estudiar nuevas ofertas debe ser una decisión rápida y a la vez muy bien pensada, el mercado es cambiante y se puede estar ante un doble costo de oportunidad. El primero corresponde a la opción de la nueva experiencia, no todas las empresas están dispuestas a esperar y suelen requerir la presencia del talento seleccionado en el corto plazo, si no se está lo suficientemente seguro de aceptar la oferta, aun cuando se ha pasado por todo el proceso de selección, la mínima muestra de inseguridad puede ofrecer una imagen errada en el empleador disminuyendo o eliminando el interés por el futuro empleado. El segundo costo de oportunidad se encuentra en la misma empresa donde se labora: tal vez no se ha sido lo suficientemente eficiente, identificado y proactivo como para ser valorado y mantener esa actitud en el nuevo empleo podría generar la misma necesidad de cambio, es por ello que se sugiere:

    1. Hablar con sus jefes o supervisores: No espere ser evaluado, manifieste de manera sincera y respetuosa las emociones, frustraciones, sueños y expectativas de manera coherente a su superior. Aun cuando esto es necesario, resulta particularmente difícil en algunos casos, ello se debe a la existencia de supervisores inflexibles y casi impenetrables cuya actitud exige tenerles miedo en vez de respeto. Si la situación en la que se encuentra el profesional que desea saltar es la anteriormente descrita no hay mucho qué pensar, está claro que trabajar en esas condiciones limita la capacidad creativa del empleado, lesiona la comunicación y el espíritu de trabajo en equipo, así como merma la identificación con la empresa, por lo tanto el salto será consecuencia de tales condiciones.
    2. Evalúe las respuestas e iniciativas recibidas: Si ya ha manifestado sus inquietudes y las respuestas que recibe son evasivas, vagas o condicionales usted se encuentra en una empresa que no tiene expectativas de ofrecerle mejoras o cambios. Si por el contrario, las respuestas son directas, sustentadas y razonables pero orientadas a mantenerlo en la misma situación en la que se encuentra, usted trabaja en una empresa seria que no está en capacidad de satisfacer sus expectativas. Ahora bien, si observa una respuesta preocupada, interesada y orientada a la búsqueda de soluciones en el corto o mediano plazo a su situación, usted se encuentra en una organización dispuesta a corregir sus omisiones, ¡no pierda esa oportunidad!
    3. Evalúe a la nueva empresa: Si se ve en la necesidad de cambiar de escenario laboral es importante que antes de tomar una decisión indague lo suficiente acerca de la nueva empresa: ¿Cómo es su estilo gerencial? ¿Cual es el índice de rotación del personal? ¿Cuánto tiempo se mantuvo la persona que usted va a sustituir en ese puesto? ¿Por qué se retiró? ¿Es común que la empresa sea citada a las autoridades laborales por excesos u omisiones con el personal? ¿Las personas que trabajan en ella están satisfechas? ¿Qué posibilidades de crecimiento ofrece? ¿Es considerada una buena referencia trabajar en ella?
    4. Realice una coestima completa y genere compromisos: Durante el proceso de selección, específicamente en la entrevista manifieste abiertamente sus sueños, sus expectativas y las razones (bien fundamentadas) de su deseo de retirarse de la empresa en la que se encuentra así como los motivos que la identifican con la que lo está entrevistando. Sea bien claro en lo que espera de su nueva posición, no deje espacios vacíos. Sin ser petulante o extremadamente exigente, ubique al entrevistador en lo que realmente desea lograr en el nuevo cargo y puntualice qué es lo que la empresa desea exactamente de usted. Si lo que resulte del proceso de coestima se ajusta a ambas partes usted está listo para saltar.

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