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Cómo emplear la Intranet para formar empleados

Carlos Climente

 

Una Intranet constituye un elemento curioso dentro del campo de las tecnologías. Por norma general, toda tecnología genera un efecto negativo que debe ser salvado mediante otra tecnología: por ejemplo, un traductor automático que requiere un corrector de textos para asegurarse de que la traducción realizada es correcta, y aún así el resultado no es muy fiable. Sin embargo, las tecnologías de la información –caracterizadas por la aceleración de los procesos y por la necesidad de reciclarse que conllevan– también ofrecen la solución a dicho problema: la formación on-line.

Uno de los elementos que hace de la Intranet un vehículo muy práctico para gestionar correctamente la información y transformarla en conocimiento es precisamente el conjunto de aplicaciones de formación electrónica. Autores como Otto Peters manifiestan que el e-learning todavía no ha cuajado suficientemente para crearse unas señas de identidad propias que lo distingan claramente del aprendizaje presencial. Otro autor, Holmberg, define este nuevo tipo de formación como "una conversación didáctica guiada enfocando sus objetivos en que el estudio y el aprendizaje se basen en la interacción del diálogo permanente". Por ello resulta crucial la capacidad de mediación que nos otorgue la propia tecnología. Es decir, toda Intranet debe esforzarse para integrar cuantas más herramientas pueda en el proceso de teleformación y, obviamente, para que funcionen bien.

El entorno virtual en el que se produce la formación on-line (llamado "campus virtual" por algunos autores) es que hace posible la existencia de interacción real. Su correcta configuración es, por lo tanto, ineludible. Algunas Intranets cometen el error de basar sus procesos formativos en formatos asincrónicos; es decir, medios que ofrecen una interacción entre el profesor y el alumno en diferido. El formador plasma los conocimientos a transmitir en un soporte como CD's, carpetas almacenadas en el servidor o mediante herramientas como el e-mail, los newsgroups, etc. Posteriormente, el usuarios del sistema los estudia.

En el otro extremo se hallan los procesos formativos sincrónicos, en los que la interacción se produce en tiempo real. Evidentemente, la calidad de la enseñanza es mucho mayor, pero este producto se encarece sobremanera. Los mejores sistemas son, sin duda, los híbridos: los que conjugan documentación – extremadamente útiles para abaratar costes y también en aquellos casos en los que el escaso ancho de banda impida bajar contenidos en tiempo real – con la tutoría en tiempo real – mediante la cual el alumno puede aclarar dudas, formular supuestos y chequear sus niveles de conocimiento.

No obstante, en el presente artículo nos centraremos en la parte de la formación que se centra en la tecnología. Derivada de ella surge un estilo de e-learning llamado FBO (Formación basada en el Ordenador). La FBO requiere, como ya se ha citado, la integración de sistemas útiles; pero a su vez requiere la consideración de la dificultad que puede suponer este nuevo modelo de formación. Implantar el e-learning en la empresa no es sencillo. Todo empleado titulado se ha dedicado a estudiar suficientes años como para crearse un modelo de estudio más o menos rígido. Por eso, seguir las instrucciones de un monitor eléctrico dista mucho de los sistemas ya afianzados. Por este motivo, el Intranet master debe velar para facilitar el proceso de asimilación de la nueva herramienta.

El primer paso para ello es presentar al usuario del sistema los pros y los contras de emplear este nuevo método formativo. Toda Intranet es una apuesta por la capacidad de los empleados para generar un valor añadido en la organización. Si consideramos que el trabajador es inteligente y está dispuesto a prestar esa inteligencia para bien de la empresa, no podemos denostar su validez para enjuiciar qué es favorable y qué no lo es para la entidad. Las ventajas de emplear el e-learning como proceso integrado en la Intranet son:

a. Horarios: el curso se ajusta a los horarios del estudiante.
b. Autodeterminación: el estudiante determina por sí mismo el esfuerzo que invertirá cada día en el curso. Así, cuando sienta mayor predisposición se volcará más en el estudio; cuando se vea menos dispuesto, estudiará menos.
c. Movilidad geográfica: No sólo podrán acceder al curso estudiantes físicamente distantes, sino que el mismo estudiante podrá hacerlo desde puntos geográficos dispersos.
d. Ahorro económico: tanto en salarios para el profesor como como en el pago de transportes y hospedajes.
e. Mayor calidad a menor precio: el e-learning permite que grandes personalidades impartan un curso puntualmente y rentabilizarlo con creces. Algunas empresas comercializan cursos impartidos por auténticos gurús en sus materias.
f. Just in time. Esta política marketiniana se extrapola al campo de la formación dado que todo empleado puede acceder a la formación que necesite en un momento determinado y de forma inmediata.
g. La empresa controla todo el proceso. Sabe qué formación necesitan sus empleados, el ritmo al que la están adquiriendo, las posibilidades que los conocimientos adquiridos comportan...
h. Aceleración de procesos. Por ejemplo, una herramienta de e-learning puede servir para formar al recién llegado a la empresa en la cultura de la misma. De este modo se acelera su proceso de integración.
i. Además de aprender una materia determinada, el usuario se familiariza con el entorno de la Intranet. Es un buen incentivo en la implementación del sistema de gestión de información.

En cualquier caso, si bien es cierto que el usuario es inteligente, no se le pueden ocultar desventajas asimismo inherentes a este estilo de formación:

a. Material poco participativo. La documentación resulta, a grandes rasgos, aburrida. La FBO, por extensión, es poco motivadora en sí misma.
b. Por mucho que se le conceda al estudiante la posibilidad de estudiar el horario laboral, estará forzado a hacerlo también en su tiempo libre.
c. La formación resultará especialmente dificultosa para aquellos que no posean cierta habilidad con las tecnologías.
d. Los costes iniciales para digitalizar la documentación pueden resultar considerables. Del mismo modo, la FBO se encarece cuando hay que facilitar un equipo informático en condiciones al alumno.
e. El e-learning puede ser interrumpido por elementos externos como llamadas telefónicas, visitas...

El primer paso para implementar la FBO será establecer una serie de acciones para contrarrestar estas desventajas. Así, por ejemplo, para paliar la falta de familiaridad del usuario con el nuevo proceso se puede instaurar una FBO dentro de la propia FBO. Es decir, un pequeño curso que explique la metodología correcta de estudio, bien para el proceso global bien para cada uno de los capítulos de los que conste dicho proceso. Habrá también que aprovechar la capacidad de la Intranet para obtener respuesta y crear textos adaptados a la situación personal de cada alumno dado que la personalización es una de las claves para el éxito también en la formación a distancia.

Esto será más fácil cuando los formadores sean parte de la plantilla de la organización. Generalmente, las grandes organizaciones crean sus propios contenidos, puesto que en sus seno fluye una cantidad enorme de conocimiento. Las pymes tienen más dificultades para hacerlo y optan por contratar asesoría externa, pero eso no imposibilita la tarea de personalizar. El secreto está en la definición de Holmberg sobre "la calidad del diálogo": la Intranet como herramienta de formación debe ser funcional tanto para usuarios como para profesores (ambos sujetos del diálogo).

Puesto que la implantación del e-learning es un proceso difícil, va a requerir el apoyo de la dirección especialmente cuando haya que pagar por los servicios de formadores externos. Bien es sabido que toda dirección requiere datos fiables para contrastar la validez de un nuevo proceso. Sin embargo, el problema del e-learning es que todavía no se han desarrollado instrumentos de medición que proporcionen un resultado homologable. Por ello habrá que basar los estudios de eficiencia en datos subjetivos orientados a la validez de los profesores, la de los materiales y el provecho extraído por los estudiantes. El modelo de Kirkpatrick (creado en 1959) divide cuatro niveles de evaluación:

A. Reacción: El estudiante se pregunta "¿me ha gustado?".
B. Aprendizaje: "¿He aprobado el examen?".
C. Comportamiento: "¿Me será útil lo aprendido?"
D. Resultados: "¿Ayudará esto a la empresa?"

La organización debe fijarse objetivos de carácter subjetivo antes de ofertar los cursos. Es necesario que la organización fije antes de instaurar un proceso formativo cuáles son sus necesidades formativas y en qué materias, cuáles son las carencias de sus empleados y cuál la información que requieren para sus respectivos puestos. El éxito de los cursos se medirá basándose en el grado de cumplimiento de dichos objetivos.

 

Carlos Climente