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Políticas para transformar el capital humano externo en inversión interna

Carlos G. Pérez

 

1. Los fundamentos

 

La emigración de científicos latinoamericanos hacia los países desarrollados ha sido resultado de una clara inadecuación entre oferta y demanda en los mercados domésticos de trabajo científico, es decir, son más los científicos formados que demandan un puesto de trabajo que las oportunidades de empleo que generan los sectores público y privado.

 

Ello obedece fundamentalmente a la escasa importancia que el sector empresarial nacional asigna al cambio tecnológico como factor de desarrollo de ventajas competitivas. Al mismo tiempo, la crisis del Estado benefactor y la imposibilidad de que los estados latinoamericanos continúen financiando el gasto público con emisión monetaria ha reducido drásticamente el papel empleador del Estado.

 

Por otra parte, esta inadecuación entre oferta y demanda se ve fomentada por las políticas de atracción de los países desarrollados (PD). Estos países aprovechan el gasto latinoamericano en la formación de científicos y efectúan gastos marginales para incorporar científicos extranjeros a sus sistemas nacionales de ciencia y tecnología. Por cierto, esta es una inversión altamente redituable. A la inversa, los países latinoamericanos no pueden transformar ese gasto de formación capacitación en capital humano por incapacidad de retención local.

 

El gasto en ciencia y tecnología de la región se ubica por debajo del 1% del PBI, tasa que se correlaciona con el grado de desarrollo (o subdesarrollo) económico alcanzado. Evidentemente si el gasto en investigación y desarrollo (I+D) superara el nivel precitado tal vez la inadecuación comentada estaría atenuada y la región disminuiría su papel de exportadora neta de cerebros. Si bien, a la fuga de cerebros han contribuido los largos períodos autoritarios, el subdesarrollo económico desempeña el papel principal. En última instancia la fuga de capital humano es expresión de la fuga de capitales en general.

 

En los años 90 la región ha registrado ingresos de capitales externos al compás del crecimiento económico. Puede plantearse la hipótesis de que la emigración de "materia gris" sería muy inferior a la de los años 80, década calificada por la CEPAL como perdida. Por otra parte, las evidentes limitaciones que se observan en los PD para absorber a los investigadores formados puede limitar la radicación de científicos extranjeros por políticas protectivas o favorables a los científicos locales.

 

Sin duda, la política más tradicional de aprovechar el capital humano regional residente en los países desarrollados ha sido la repatriación de cerebros. Estimo que no es necesario abundar en los instrumentos de política sobre repatriación, en la que los países de la región mucho han experimentado. Solamente cabe mencionar la inconveniencia de que dicha política privilegie a los científicos radicados en el exterior respecto a los residentes.

 

La interrogante que nos interesa explorar es la siguiente: ¿cómo aprovechar a los científicos (neto de las políticas de repatriación) que no vuelven, porque no pueden reproducir las mismas condiciones de bienestar del lugar de residencia? (incluido el apoyo a sus actividades de I+D). En otras palabras, ¿cómo transformar ese capital humano externo en inversión interna?

 

2. Las políticas

 

Para aprovechar las capacidades radicadas fuera de la región hay que construir una intersección entre el conjunto de científicos residentes (CR) y el conjunto de científicos latinoamericanos emigrado (CLE). Esa intersección puede lograrse por medio de instrumentos múltiples de política, tales como:

  • Proyectos asociativos de I+D.
  • Talleres, seminarios y otras formas de capacitación y formación como cursos de verano, dirección de tesis, etc., y
  • Evaluación de la calidad.

Estas formas asociativas tienen la virtud de contribuir a elevar la calidad del trabajo científico de la región, operando como efecto palanca para alcanzar estándares de calidad internacional. El atractivo para los CLE es que al mantener las condiciones de bienestar de su lugar de residencia pueden desarrollar una conectividad con sus lugares de origen y quizá también con otros países de la región por afinidad cultural.

 

Cabe destacar la presencia de los CLE en la región es ahora más plausible, pues ya no es condición sine qua non la presencia física, porque las modernas tecnologías de la comunicación y la informática (Internet, correo electrónico, vídeo-conferencias, etc.) permiten lograr una conectividad a distancia, de tipo interactivo, posibilitando dicha presencia física de manera parcial.

 

La asociación entre CR y CLE a su vez tiene la ventaja de mejorar la conectividad de los CR y la comunidad científica internacional (CCI). Nuestros CR iniciaron su conexión con la CCI mediante contactos individuales establecidos durante la formación doctoral y posdoctoral en los PD y la participación en eventos internacionales. Este proceso natural de conexión puede ampliarse con políticas deliberadas de asociación entre los CR y los CLE.

 

En la Argentina, varias medidas de política científica están promoviendo la intersección de los conjuntos de CR y CLE, primero mediante la extensión del sistema de evaluación de pares a prácticamente todos los organismos de ciencia y tecnología, dado que en un sistema científico local, estrecho en cuanto a su magnitud, es imprescindible la consulta a pares del exterior. Los recursos tecnológicos de información posibilitan el envío al exterior por Internet de proyectos de I+D para su evaluación. La Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, organismo exclusivamente dedicado a la promoción científica y la innovación tecnológica, con sólo un año de vida, ha desarrollado un software de aplicación para evaluación de proyectos y está haciendo con 2.200 proyectos de I+D, empleando científico del exterior, entre los cuales hay CLE.

 

Segundo, en el marco de la cooperación científica internacional se promueve el establecimiento de relaciones más simétricas con los PD, expresadas en el financiamiento local hasta del 50% del costo de los proyectos conjuntos de grupos de investigación de las partes asociadas (especialmente de carácter bilateral, aunque también multilateral, como el Programa Cyted y el IV Programa Marco de la Unión Europea). La experiencia reciente indica que en las acciones científicas conjuntas con Francia hay una participación no desdeñable de científicos argentinos radicados en ese país.

 

Haciendo una analogía con el fútbol internacional puede afirmarse que nuestros seleccionados nacionales (de científicos) no juegan en primera división y que los PD cuentan con CLE en este tipo de selecciones. Podemos convocar a los CLE para que participen en "partidos internacionales" (proyectos conjuntos), para impulsar mayores niveles de calidad en nuestros "equipos". También podemos emplear a los CLE para formar a nuevos "jugadores" (investigadores), y participar en su carácter de "entrenadores" (director de proyectos, director de tesis). Finalmente, pueden ser "árbitros" (evaluadores-pares).

 

Para concluir, cabe interrogarse acerca de cómo los CLE pueden contribuir a la integración científica latinoamericana, entendiendo por tal una comunidad integrada con identidad latinoamericana. Existen pequeñas comunidades científicas nacionales, muy "provincianas" y los pocos vínculos con el exterior se concentran en la investigación de Europa y los Estados Unidos (la "metrópoli"). En este contexto, las propuestas nacionales de política para conectar CR y CLE, a los que hemos hecho referencia, profundizarían los lazos de cada país con los países desarrollados.

 

La posibilidad de aprovechar a los CLE en una política de integración regional estaría supeditada a medidas muy concretas que, recogiendo la limitada experiencia, innovaran con iniciativas más atrevidas, como la creación de centros latinoamericanos de investigación en áreas seleccionadas, que funcionen con presupuesto propio y baja concentración física de investigadores en la sede (más virtual o red) y la creación de un Programa Marco, como el europeo, para lo cual habría que tomar muy en cuenta la experiencia desarrollada con el Programa Cyted.

 

En definitiva, el aprovechamiento regional de los CLE sería muy limitado de no existir una política global, con mucha creatividad y voluntad política regional. En este contexto, ¿es conveniente contar con programas de acción de alcance regional para el aprovechamiento de los CLE, o es mejor tener programas nacionales y articular dichos programas? La primera opción (programa regional) tendría la ventaja de posicionar el tema en un alto nivel político y la desventaja latente de transformarse en una más de las buenas iniciativas que se burocratizan y que satisfacen principalmente los intereses personales de los burócratas y administradores internacionales. La segunda opción, es decir, la coordinación de programas nacionales, aparenta ser más modesta, pero seguramente más realista. No oculto mi clara preferencia por la coordinación de programas nacionales, que hoy por hoy son casi inexistentes.

 

Carlos G. Pérez