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El poder de la motivación  (y 2)

Luis Arturo Quesada Oviedo

 

Motivación por afiliación

 

"La motivación por afiliación es un impulso que mueve a relacionarse con las personas".  Las comparaciones de los empleados motivados por el logro o el triunfo con los que se inspiran en la afiliación, mostrarán la manera en que estos dos patrones influyen en la conducta.  Los que se interesan por el triunfo, trabajan con mayor ahínco cuando reciben una retroalimentación específica sobre sus éxitos y fracasos.  Sin embargo, las personas que tienen motivaciones de afiliación laboran mejor cuando reciben alguna felicitación por sus actitudes favorables y su colaboración.

 

Las personas motivadas por el logro eligen asistentes competentes, sean cuales fueren los sentimientos personales que tengan hacia ellos. Sin embargo, los que se sienten motivados por la afiliación, seleccionan amigos para rodearse de ellos. Sienten una satisfacción interna mayor al encontrarse entre conocidos.

 

Motivación por autorrealización

 

"La motivación por autorrealización es un impulso por la necesidad de realización personal, es la tendencia del hombre a ser lo que puede ser, a utilizar y aprovechar plenamente su capacidad y su potencial". Esta necesidad se manifiesta a través del descubrimiento del Yo real y se satisface por medio de su expresión y desarrollo.

 

Evidentemente, cada persona siente la necesidad de manifestar de una forma específica su propio yo, y, por tanto, la tendencia a la autorrealización motiva comportamientos muy diversos, todos ellos dirigidos a un aprovechamiento de las propias capacidades.

 

Sin embargo, los individuos suelen presentar ciertas características psicológicas básicas similares, lo cual permite formular postulados de validez general respecto a cómo se manifiesta esta tendencia fundamental hacia la autorrealización.  Según el tratadista C. Argyris, el ser humano:

 

a. Tiende a pasar de un estado de pasividad, propio del niño, a un estado de creciente actividad, propio del adulto.  El hombre en su proceso de maduración psicológica, aprende a controlar el entorno en el que vive y a influir sobre él para que le sea favorable. Desea que sus propias decisiones sean las que determinen el éxito de sus esfuerzos.

 

b. Tiende a evolucionar desde un estado de subordinación total, propio del niño, a un estado de emancipación, propio del adulto. Generalmente evita las situaciones de subordinación y servilismo ante las opiniones de los demás. Desea ser y que se le considere en lo esencial igual a los demás.

 

De acuerdo con lo expuesto, podríamos decir que la necesidad de autorrealización es realmente una necesidad de maduración psicológica, de crecimiento personal que se manifiesta y concreta en un deseo o tendencia a desarrollar a lo largo de toda la vida el control de su entorno, autonomía, independencia, etc., hasta un nivel óptimo, de acuerdo con su propia personalidad y con las exigencias de una sociedad organizada.

 

El entorno sociocultural en que vivimos favorece la activación de dicha necesidad, por eso es un factor motivacional preciso de tomar en consideración.

 

C. Argyris destaca el conflicto esencial existente entre las características psicológicas del ser humano y las de las organizaciones en las que aquel participa, lo cual explica en parte las dificultades que este encuentra al pretender satisfacer dicha necesidad.

 

Motivación por poder

 

"La motivación por poder es un impulso por influir en las personas y las situaciones".  Las personas motivadas por el poder tienden a mostrarse más dispuestas que otros a aceptar riesgos.  En ocasiones emplean el poder en forma destructiva, pero también lo hacen constructivamente para colaborar con el desarrollo de organizaciones de éxito.

 

Un estudio de la motivación del poder reveló que las personas motivadas por este factor llegan a ser excelentes gerentes si sus ambiciones se encauzan hacia el poder organizacional más que hacia el poder personal.  El poder organizacional es la necesidad de influir en la conducta de los demás para el bienestar de la organización como un todo.  En otras palabras, estas personas buscan el poder a través de canales de liderazgo regulares, de manera que son aceptadas por otros y se elevan a posiciones de liderazgo debido a sus actividades sobresalientes.  Sin embargo, si las ambiciones de un individuo se encaminan al poderío personal y a la manipulación política, dicha persona corre el riesgo de convertirse en un mediocre líder organizacional.

 

Ayuda para el gerente

 

El conocimiento de estos patrones de motivación ayuda a la administración a comprender las actitudes de trabajo de cada empleado.  Por lo tanto, puede relacionarse con ellos de un modo distinto de acuerdo con sus patrones de motivación personal.  Por ejemplo, un empleado que se sienta motivado por el triunfo se asignará a un empleo que le ofrezca un desafío y una oportunidad de sobresalir.  Otro que se sienta motivado por la competencia recibirá una asignación a un empleo similar en lo que respecta a requisitos de trabajos de alta calidad.

 

De esta manera, el gerente, jefe o supervisor, se comunica con cada empleado según el punto de vista y las motivaciones y necesidades de esa persona en particular.  En este sentido, ambos estarán "hablando el mismo idioma".

 

De la observación del comportamiento de una persona se puede inferir cuál es el tipo de necesidades que pretende satisfacer; por consiguiente cuáles podrían ser sus motivaciones.  Es decir, una necesidad en tensión inicia y guía el comportamiento hasta que se alcanza la meta que destruye la tensión o hasta que la tensión cede de algún otro modo.  La tendencia positiva y material del hombre es la de dirigir su energía hacia la satisfacción de sus necesidades.ç

 

Por lo expuesto anteriormente, las organizaciones deben reorientar su interés por el recurso humano hacia formas, medios, métodos y mecanismos que le permitan una mayor interacción con él. Esto puede ser posible mediante un estudio motivacional (individual y colectivo) en la empresa, con el objeto de potenciar el conocimiento de dicha plantilla, para el establecimiento de programas motivacionales que verdaderamente respondan a las necesidades sentidas y latentes, y no como hasta la fecha, en que se aplican programas generales de "motivación" sin previo estudio, obteniendo, por supuesto, resultados no solamente diferentes a los esperados, sino que en muchos casos, conductas contrarias.

 

Este siglo demandará una mayor productividad, un nuevo estilo de trabajo para todas las personas, una labor además de especialista, con un alto porcentaje polifuncional, una mayor aplicación de la creatividad y una mentalidad más abierta.  Este siglo tendrá las manos abiertas para recibir a las organizaciones que realicen este tipo de ajustes en relación con su entorno humano, pero también tendrá absolutamente las puertas cerradas para las organizaciones que no hagan nada al respecto y que se mantengan vegetando en este sentido.

 

Debemos motivar a nuestro personal, pero antes, debemos saber qué les motiva, con ello estaremos en una excelente posición para crear el ambiente propicio y aprovechar las oportunidades que él representa, que a la vez se convertirán en una de las mayores fortalezas con que contará la organización.  Si sabemos motivar correctamente a nuestro personal, tendremos mayores posibilidades que se automotive y consecuentemente su respuesta inmediata será su productividad; aspecto que debe ser la orientación de toda empresa o institución.

 

 

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Luis Arturo Quesada