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La inteligencia emocional aplicada en el management

Carlos Guido Montini

 

"SI UN HOMBRE NO SE MUEVE AL COMPÁS DE SUS COMPAÑEROS, QUIZÁS SE DEBA A QUE ESTÁ ESCUCHANDO UNA MELODÍA DIFERENTE. DEJÉMOSLO BAILAR AL SON DE LA MÚSICA QUE ESCUCHA, CUALQUIERA SEA SU RITMO O ESTILO"                                                  Henry David Thoreau

 

Respetemos las diferentes personalidades y comprendámosla. 

 

Practiquemos la empatía. 

 

Comprender las diferencias de estilo es interpretar el sentir del otro.

 

Los hábitos, rasgos característicos, gustos personales y opiniones en general, no son mejores que los de otra persona, ni tampoco peores, simplemente son diferentes.

 

Las preferencias individuales son privativas de cada uno y no correctas o incorrectas.

 

Cuando se finalice algún proyecto se le puede preguntar a quien lo desarrolló:

           ¿de qué manera comenzaste?, ¿Cómo tomaste esa decisión?, ¿Cuáles fueron los pasos en el desarrollo? 

          Si volvieras a trabajar en ese proyecto, ¿cambiarías algo?, ¿Cuáles fueron las partes más difíciles? ¿Cuáles las más fáciles?

 

Compartir reacciones frente a las diferentes situaciones que se plantearon.

 

Compartir las respuestas con los participantes.

 

Una vez asumido el tema del punto de vista, reflexionar sobre hechos de la propia vida: por ejemplo: las molestias que causamos a los demás. ¿Por qué considerarán como molestia la música fuerte u otra cosa que sea placentero para nosotros?.

 

EL CAMBIO

Estaba todo en orden, los puestos de trabajo estaban ocupados por la mejor gente, y sin embargo todo el proyecto colapsó, no pudimos llevarlo adelante ...¿qué nos pasó? ..¿quién tiene la culpa? ¿quiénes son los responsables?

Estas preguntas son habituales cuando pasa algo similar a lo que relatamos y Usted:

                                      ¿sabe  dónde hallar la respuesta?

 

En el nivel del Cociente Emocional de las personas y consecuentemente de las empresas que son organizaciones sociales y por ende con un alto contenido y necesidad de aptitudes emocionales.

El diálogo es el elemento esencial, el disparador de las conductas de la emocionalidad (empatía, tolerancia, solidaridad, flexibilidad, etc.) y aporta resultados concretos.

Descubrir que dejar de lado las posiciones y supuestos individuales, produce más resultados que gastar energías y tiempo viendo a cada persona como un rival que “vive para obstruir mis ideas"

Cuando, gracias a la práctica de las habilidades emocionales, Ud. logre el hábito de escuchar los sueños ajenos, en un equilibrio entre diálogo y discusión; entonces, Ud. podrá enfrentar la realidad y los conflictos con un valor agregado que es: descubrir que el diálogo es el corazón de las relaciones personales, dentro y fuera de la empresa, en su trabajo profesional o en su vida social.

Sabemos que el cociente intelectual de un equipo debería ser  superior al de cada uno de los integrantes del mismo o de cada persona , mas, aunque no siempre es así, a veces se logra, pero el gap, la brecha, es mucho mayor cuando comparamos la diferencia entre el Cociente Intelectual de un equipo o de una persona, comparado con su Cociente Emocional, en donde adquiere una característica exponencial negativa. 

Y la raíz esencial de este desfase, indudablemente se atribuye a la confusión que existe en la diferenciación entre un cociente y otro.

Debo afirmar categóricamente,  que las aptitudes emocionales son hoy esenciales para llevar a buen término cualquier tipo de negociación,  acuerdos entre partes, para una exitosa mediación y para cualquier otra circunstancia en la que se suscite la comunicación a través del diálogo y de la discusión y en donde se hallen en juego intereses.

 

Si no aportamos un alto grado de empatía para “estar” en el otro, sin perder nuestra identidad. Si no dejamos de lado los supuestos acerca de “ese” que nos es tan antipático y que “siempre nos pone palos en la rueda, si no descubrimos la dirección consciente de la simpatía; entonces realmente estamos muy mal.

 

El diálogo, apuntando a las cualidades emocionales de nuestros interlocutores, permite un desarrollo y cambio constante.

En el momento en que “vemos “la naturaleza participativa del pensamiento, adoptamos una postura mucho más creadora, más sinérgica y menos reactiva.

 

Usted se ha de preguntar : ¿ Cómo llegaré a lograrlo? La respuesta es simple mas no simplista: practicar, practicar y practicar dentro del contexto de la Educación Emocional, poniendo en juego las experiencias constantes que surgen en la vida cotidiana, en la empresa, en la profesión, en la familia, en el club, con amigos y no amigos.

 

Cuando descubra que dejando de lado las posiciones y supuestos individuales se enriquece mucho más y su tensión baja dándole una visión más amplia y que le reditúa mayores éxitos;

 

Cuando deje de observar a cada integrante de los grupos donde se mueve, como un colaborador o como un jefe.

 

Carlos Guido Montini