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Mujer y recolocación

Jean Philippe Nadier

 

Cuando aparece el despido en nuestra vida, hombre y mujer viven la nueva situación de diferente forma.

En los últimos tiempos asistimos a un escenario en el que la mujer, gracias al peso creciente que desempeña en la economía y la sociedad española, participa y protagoniza una profunda discusión en torno a su situación profesional, en pos de una reforma del mercado laboral que iguale a hombres y mujeres, en términos de salarios, condiciones, responsabilidades, y trato.
Términos como flexibilización de la jornada laboral, igualdad de condiciones salariales, mobbing, acoso sexual en el trabajo,... se dan cita con mayor repercusión en medios especializados y generalistas, profundizando en las razones de estas desigualdades, y proponiendo vías de actuación.
Pese a estos estudios e investigaciones, hay un enfoque de verdadero interés que aún no ha sido estudiado: la actitud y actuación de la mujer ante una situación crítica e inesperada, el despido, y sus consecuencias.

Cuando se despide a un trabajador por razones ajenas a su desempeño (cierre o reestructuración de empresa, falta de química personal con el superior,...) a menudo aquellas empresas conscientes de su responsabilidad para con la sociedad contratan un servicio especializado, con el objetivo de ayudar a aquellos colaboradores de los que prescinde a recolocarse en el mercado laboral.

Este servicio, que recibe el nombre anglosajón de Outplacement, apoya a estas personas desde que son despedidas hasta que se integran totalmente en su nuevo puesto de trabajo. Un consultor especializado les ayuda a superar emocionalmente la nueva situación; a descubrir sus puntos fuertes, sus áreas de mejora, sus verdaderas posibilidades de recolocación; a conocer profundamente el mercado laboral; a definir objetivos, planificar su búsqueda, ampliar su red de contactos; a defender su candidatura en un proceso de selección; a negociar, incluso, las condiciones de su nuevo contrato.

Cuando nos despiden, independientemente de que seamos mujer u hombre, pasamos por diferentes etapas: nuestra primera reacción es la incredulidad; nos decimos "esto no puede ser cierto y no me esta pasando a mí". Posteriormente nos sentimos traicionados, la ira nos invade, representada con " me han dado una patada". Después, deseamos volver hacia atrás y rechazamos la realidad. Finalmente, la fase de depresión permitirá, una vez asumimos la nueva situación, empezar a pensar en el futuro, a construirlo.

En esta etapa personal de superación podemos afirmar que la mujer dispone de una ventaja muy importante sobre el hombre ya que su nivel de inteligencia emocional (IE) acostumbra a ser muy superior. Como afirmó Daniel Goleman en su último libro, Prácticas de la Inteligencia Emocional, la mujer suele exteriorizar mejor sus sentimientos en vez de cohibirlos y frustrarse.
El hombre, ya sea por motivos culturales o por sentirse responsable de la economía del hogar aunque la mujer esté trabajando, suele mantenerse en apariencia frío; abandona sus actividades y hobbies habituales, y rechaza la posibilidad de que el despido le afecte a nivel emocional.

A lo largo del programa de Outplacement se dan diferentes etapas. Durante la de análisis, cuando estudiamos la situación personal y profesional de cada persona, constatamos cómo la mujer tiene mayor capacidad de organización; además, tiene también menor tendencia al autoengaño; y, por último, gestiona mejor su tiempo, en gran parte debido a que está habituada a compaginar su vida laboral con las obligaciones familiares.

En la fase siguiente se profundiza en la estructura del mercado laboral insistiendo en que los anuncios en prensa y portales de empleo son sólo la punta del iceberg y que existen multitud de herramientas y canales de búsqueda. Es entonces cuando vemos cómo la mujer, una vez más, tiene una ventaja competitiva importante que sigue estando vinculada con la inteligencia emocional y con su habilidad de relación. Suele ser mucho más pro-activa, genera y optimiza mejor sus contactos, y tiene más "vista" en toda la búsqueda.

En una etapa posterior centrada en el marketing personal del profesional se suelen trabajar sus habilidades de presentación, lenguaje corporal, imagen personal... adaptadas a las necesidades del puesto. En este sentido las diferencias más marcadas se encuentran entre categorías profesionales y no de sexo. Por ejemplo, un ingeniero de calidad, ya sea hombre o mujer, acostumbra a tener la misma dificultad en desarrollar sus habilidades de comunicación y de presentación debido a su formación y las competencias que ha desarrollado a lo largo de su trayectoria.

Según el último informe de la UGT, la diferencia salarial media entre hombres y mujeres en Europa es de un 15%, mientras que la media española se sitúa entorno a un 28%. Desde nuestra posición, no tomamos en cuenta ni ésta ni ningún tipo de discriminación a la hora de asesorar a la persona en la negociación del contrato con su nueva empresa, para que se posicione en las mejores condiciones posibles.

Por último, un dato para reflexionar: del reducido número de profesionales que abandonan nuestros programas, más del 65% son mujeres; la razón de muchas de ellas, volver a ocuparse de su familia y de su casa. Otra prueba más de la dificultad en combinar la vida personal y la profesional y conseguir así un equilibrio holístico.

Jean Philippe Nadier

Director de Humans Consulting, S.A.