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¿Se puede ser amigo del jefe?

Néstor Gutman

 

Lo primero que hay que evitar es mezclar lo personal con el negocio. Debemos tener bien en claro cuáles son los objetivos de la empresa y separar los tantos cuando aparece algún problema.

¿Cómo es trabajar con amigos? ¿Cómo funcionan las empresas conformadas con amigos? ¿Dónde están los límites?

Estas preguntas surgen de manera lógica debido a un fenómeno que se está dando en las empresas en los últimos años: el modo de relacionarse en el trabajo está cambiando, ya que se sabe que la efectividad en los resultados está directamente ligada al clima laboral.

Los nuevos líderes se interesan por las personas, escuchan lo que les pasa y se preocupan por su motivación. Esto incrementa el nivel de compromiso, hace que la gente dé lo mejor de sí, y refuerza los vínculos de la gente en la organización. Al mismo tiempo, se corre el riesgo de que le gente confunda la "buena onda" con cierta licencia para faltar al compromiso con la tarea. Entonces, ¿son compatibles amistad y trabajo?

Las ventajas

Los lazos de amistad nos permiten manejarnos con confianza, la cual constituye la base necesaria para que cada parte desarrolle sus funciones sin demasiada necesidad de control. Los amigos comparten valores y experiencias, lo cual facilita construir la cultura de la organización o del grupo de trabajo.

A su vez, trabajar con amigos es motivador y genera buen clima, dos cuestiones que, como dijimos, influyen directamente en los resultados.

Cuantas claras conservan la amistad

Lo primero que hay que evitar es mezclar lo personal con el negocio. Debemos tener bien en claro cuáles son los objetivos de la empresa o área, y separar los tantos cuando aparece algún problema que requiere intervención, aunque esto afecte a alguna de las partes o a la relación entre ambas. La clave está en plantearlo de manera franca, y buscar soluciones en conjunto.

Cuando se trata de situaciones engorrosas o conflictivas, es muy efectivo el ejercicio de Comunicación de la "Columna Izquierda" que plantean autores como Chris Argyris, Peter Senge o Fred Kofman. En toda conversación difícil, dicen estos autores, podemos identificar dos columnas: 1. lo que decimos y 2. lo que pensamos pero no decimos.

La "Columna izquierda" contiene todo aquello que pensamos pero no decimos. Algunos motivos que nos llevan a callar ciertas cosas son el temor a resentir la relación, a ser agresivos, a quedar expuestos con lo que pensamos y a las consecuencias que esto puede acarrear.

El problema es que lo que callamos nos sigue molestando, puede hasta llegar a enfermarnos, surge de manera inconsciente en nuestros gestos y miradas, o explota cuando menos lo esperamos. No podemos guardarlo, pero tampoco podemos tirárselo a la otra parte ya que contaminaría la relación. Entones ¿qué hacer?

En realidad, se trata de "procesarlo", es decir, analizar previamente qué es lo que nos dificulta plantearlo, cuáles son nuestros temores, luego buscar las palabras, el tono y el momento adecuado y, finalmente, plantearlo de manera decidida y sincera con ánimo de reparar la situación.

Los límites

El límite de la amistad en el trabajo se da cuando de alguna de las partes surge un abuso de la misma, intentando sacar ventajas personales o descuidando sus responsabilidades. El ejercicio de la "Columna izquierda" es útil para poner las cosas en claro e identificar si hay posibilidades de seguir trabajando juntos o si hace falta acotar la relación.

En lo que refiere a "hacerse amigo del jefe", no hay que confundir amistad con conveniencia. Mientras que lo primero responde a una relación legítima dada por afinidad o respeto, lo segundo "tiene patas cortas", ya que genera mal clima entre los compañeros y se termina cuando a una de las partes ya no le conviene. Otro límite se produce cuando el negocio ya no es rentable o el área padece problemas estructurales. Aquí, uno debe ser capaz de hacer un punto y aparte, reestructurar o disolver la relación contractual, pudiendo conservar la amistad.

Un reciente trabajo publicado por Tom Rath, director en Estados Unidos de la encuestadora Gallup, vuelca las opiniones de 80.000 directivos y recomienda fomentar la amistad en el trabajo.

Algunas de las conclusiones son:

Las personas que tienen un amigo en su trabajo rinden más.

Las empresas no suelen alentar la amistad entre sus miembros, ya sea por considerarlo algo fuera de lo laboral o por temor a "camarillas".

Uno de los temores de la gente que se rehúsa a practicar la amistad en el trabajo siente el peligro de que la amistad se convierta en "relación romántica".

La tercera parte de los entrevistados manifiesta que "la confianza da asco" (en ciertos lugares se dice "les das la mano y te agarran el codo"), por lo cual consideran contraproducente fomentar la amistad en el trabajo.

Si bien este trabajo no encuentra grandes diferencias culturales entre los 114 países estudiados, es sabido que existen diferencias en lo que la amistad significa según el contexto socio-cultural.

Por lo tanto, es probable que la ecuación "amigos + trabajo" no tenga igual resultado en diferentes culturas. Mientras que Estados Unidos se preguntan si es conveniente fomentar la amistad en el trabajo, aquí en el sur quizás convenga hacer foco en el trabajo cuando hay amistad de por medio.

 

Néstor Gutman